Es, sin duda, uno de los entornos más tradicionales del mundo: en sus ciento cuarenta y siete años de historia, el torneo de tenis de Wimbledon, el más antiguo del mundo y para muchos el más prestigioso, ha mantenido la exigencia de vestir de blanco a sus participantes, y unas rígidas normas de protocolo y tradiciones en todo lo relacionado con la práctica del tenis.