Mi columna de esta semana en
Invertia se titula «La era de la energía ilimitada» (pdf), y describe un escenario de
futuro en el que la energía se convertirá en prácticamente ilimitada y sometida a un modelo de
tarifa plana.
El desarrollo de las energías renovables, tanto la solar a nivel doméstico o industrial como la eólica, están dando lugar a situaciones de precios negativos en cada vez más países, durante cada vez más tiempo.
En California llevan ya más de cuarenta días siendo capaces de cubrir el 100% de las necesidades energéticas a base de energía solar, provocando situaciones en las que el excedente de energía simplemente se desperdicia. La instalación de paneles solares a nivel doméstico ha sido tan generalizada, que el gobierno del estado ya no los subvenciona, porque se considera innecesario. Los precios de los paneles son ya tan bajos, que lo que realmente encarece la factura es que varios trabajadores tengan que subirse al tejado a instalarlos y conectarlos.
En la base de todo ello, una evidencia común: tanto la energía solar como la eólica o la hidroeléctrica, una vez instaladas, no cuesta prácticamente nada que produzcan energía, y lo hacen además sin producir ningún tipo de contaminación y sin quemar ningún tipo de combustible.