La reciente decisión de
Mark Zuckerberg de eliminar el fact-checking en sus redes sociales y sustituirla por un sistema de tipo
Community Notes como el que existe en X, es uno más de los movimientos de Meta por acercarse al nuevo presidente y abrazar sus posturas, al hilo de la sustitución de
Nick Clegg por el lobbista republicano Joel Kaplan como Chief Global Affairs.
El problema es el de permanentemente: en una compañía tan espantosamente irresponsable como Meta, ni la solución anterior era buena ni estaba bien implementada, ni la nueva lo va a ser tampoco. El fact-checking de Meta siempre fue una verdadera basura que revelaba su evidente desinterés por el tema, que podía ser utilizada como ejemplo de caso palmario de algoritmos mal desarrollados y de procedimientos absurdos. Pero con esas mismas bases, la implantación de un sistema basado en la participación de la comunidad de usuarios seguirá siendo igualmente desastroso, además de plantear potencialmente mayores problemas.
Las soluciones basadas en la participación e implicación de la comunidad, como las
Community Notes de X, no son inevitablemente malos, y de hecho, pasar de moderadores ejerciendo fact-checking a un modelo de ese tipo podría ser un paso en la dirección correcta, porque las redes sociales no deberían dedicarse a tratar de definir la verdad.