Meta, la misma empresa que durante años ha ofrecido disculpas públicas cada dos por tres por sus innumerables actos irresponsables y codiciosos, ha dado un paso que raya en lo absurdo: intentar silenciar la promoción del libro «Careless People«, de
Sarah Wynn-Williams.
En una jugada que no tendría cabida ni en las peores novelas de conspiración, un árbitro ha prohibido que la ex-empleada, que trabajaba directamente con Sheryl Sandberg, supervisaba las relaciones gubernamentales de la compañía en varios continentes y tenía contacto directo con Mark Zuckerberg, pueda difundir y hacer promoción de su libro, en un claro ejemplo del temido y bien conocido Efecto
Streisand, tal como lo definió Mike Masnick.
Intentar censurar un libro en pleno siglo XXI es profundamente inútil, y solo provoca el interés y la furia de la audiencia que pretende conocer la verdad. En un mundo hiperconectado donde la información se propaga a la velocidad que todos conocemos, el intento de reprimir un relato crítico solo consigue amplificarlo. La reacción popular ya está en marcha, y la intención de ocultar hechos desagradables ha resultado contraproducente, alimentando exactamente la curiosidad que pretendía sofocar. El libro ya ha aparecido en la sección correspondiente de The New York Times, que ha refrendado la veracidad del relato y defendido a su autora mientras
Meta pretendía difamarla afirmando que había sido despedida por incompetente.