El dilema del control de las redes sociales y de la libertad de expresión en países democráticos se vuelve, mucho más complejo cuando un país que considerabas aliado se convierte en una fuerza hostil, dispuesta a manipular de la manera más burda y directa que existe tu democracia y tus procesos electorales.
Los Estados
Unidos permanentemente han sido un país manipulador. Además de las acciones o amenazas directas a otros países, se han servido del llamado
soft power para todas aquellas batallas que consideraban importantes. Definido como la capacidad de un actor político, como por ejemplo un país, para incidir en las acciones o intereses de otros valiéndose de medios culturales e ideológicos, el
soft power es algo que a todos los países nos resulta familiar, y más viniendo de los Estados
Unidos. Habitualmente se ha expresado a través del cine, del deporte y de un conjunto de factores generalmente culturales, considerados de poca agresividad en el contexto diplomático, pero muy eficientes a la hora de ofrecer una imagen determinada y situarse en un plano de influencia.