En un mundo donde las plataformas de streaming parecen dominar cada vez más el panorama del entretenimiento, parece fácil asumir que las salas de cine tradicionales están en declive. Sin embargo, un interesante estudio en Information Systems Research, «Return of the movie night? Analyzing the impact of
Netflix subscriptions on offline movie spending«, viene a demostrar, sobre datos del mercado surcoreano, que la cada vez más ubicua suscripción a
Netflix y a servicios similares de video on demand podría estar, contrariamente a lo que sugiere la intuición, incentivando a más personas a acudir al cine más a menudo.
Según el estudio, que analiza datos de transacciones individuales, los clientes, tras suscribirse a
Netflix, tienden a aumentar su gasto en entradas de cine, una correlación que desafía la creencia común de que el streaming reemplaza a las experiencias offline.
¿Por qué sucede esto? Una posible explicación es que, aunque
Netflix ofrece comodidad y una amplia selección de contenido, no puede replicar la experiencia social y sensorial asociada con ir al cine. La gran pantalla, el sonido envolvente y la emoción compartida con otros espectadores son aspectos que las plataformas digitales no pueden igualar. Este efecto, además, resulta ser especialmente notable entre los jóvenes y las personas con ingresos más bajos.