Resulta curioso ver cómo los llamados asistentes domésticos o altavoces inteligentes, en su momento lanzados originalmente por Amazon con su Echo â que todos conocemos como Alexa â y seguidos posteriormente por Google con su Google Assistant, así como por otras marcas más, se han convertido en una categoría completamente estancada en sus funcionalidades precisamente coincidiendo con el momento de más auge de una tecnología, la inteligencia artificial, que debería ser capaz de proponer nuevas