En una era donde el estrés y la ansiedad son camaradas habituales, localizar actividades que promuevan el bienestar mental es esencial. Una práctica tradicional que ha resurgido como herramienta terapéutica es la costura. Un nuevo estudio publicado en
Bristish Jorunal of
Occupational Therapy ha relevante los múltiples beneficios de coser y tejer, desde la mejora de la salud mental hasta el fortalecimiento de habilidades cognitivas y físicas.
Coser y tejer son actividades que requieren concentración y repetición, lo que facilita un estado de atención plena similar al mindfulness. Esta focalización ayuda a reducir el estrés y la ansiedad, proporcionando una sensación de calma y bienestar.
Además, al involucrarse en proyectos creativos, las personas experimentan una mejora en su autoestima y confianza, al ver materializadas sus ideas en productos tangibles.
La práctica regular de la costura estimula diversas áreas del cerebro, mejorando la memoria, la concentración y la capacidad de planificación. Los movimientos precisos y coordinados que requiere esta tarea además fortalecen la motricidad fina y la coordinación mano-ojo.
Estos beneficios son especialmente relevantes en personas mayores, ya que contribuyen a mantener la agilidad mental y física, retrasando el deterioro cognitivo asociado al envejecimiento.
Más allá de los beneficios individuales, la costura fomenta la socialización y la creación de comunidades.