Es una de los filmes de terror más divertidas, sacrílegas y terroríficas del año: 'Immaculate' confirma a
Sydney Sweeney como la actriz de moda y una todoterreno que lo mismo te vale para un 'Cualquiera menos tú' que para cine de terror religioso. Pero hay mucho más tras lo que podría parecer un pastiche de 'La semilla del diablo' pero que tiene mucho más donde cortar, tanto en su impecable técnica como en un guion que no se conforma con contentar al espectador medio.
OJO, INFIELES: A partir de aquí hay SPOILERS del final de 'Immaculate'. Si no quieres que la furia de Nuestro Señor caiga sobre ti, no sigas leyendo si no la has visto. Avisado quedas.
No es que la trama de 'Immaculate' sea particularmente compleja, por original que nos resulte: Cecilia es una monja joven que se interna en un monasterio italiano y un día descubre que se ha quedado embarazada, algo harto complicado porque, bueno, es virgen. Poco a poco descubrimos que se trata de un experimento y el embarazo viene de insertarle el ADN de un clavo que en su día martirizó a Jesucristo en la cruz. En su tripa está, pues, el nuevo Salvador de la Humanidad o quizá, quién sabe, Satanás. O quizá ninguno de ambos.