Cuando
Airbnb salió a la luz se presentaba como una especie de
Couch Surfing, pero de pago.
Couch Surfing es una plataforma que era gratis y que nos permitía a los viajeros quedarnos en casa de gente sin pagar o alojar a viajeros en nuestras casas (aunque ya cobra una suscripción).
Una forma sensacional de conocer a gente nueva (además desde tu propia casa), de conocer lugares desde una perspectiva local y de poder llegar a más lugares porque no gastabas dinero, si eras un viajero o viajera.
La "nostalgia millenial" y los años en que internet daba mucho espacio a compartir: mi nochebuena multicultural con Couchsurfing
Airbnb proponía un concepto similar pero donde el visitante pagaba y el huésped podía recibir un dinero que le ayudase a hacer frente a los gastos de su hogar o de sacar algo de rentabilidad a su propiedad. De hecho, al principio se englobaba dentro del término consumo colaborativo.
Pero, pronto
Airbnb pasó a ser un negocio multimillonario mediante el que la gente con propiedades bien ubicadas o fondos de inversión millonarios que podían comprar viviendas en los centros de las ciudades, comenzaron a comercializar con un bien básico como es la vivienda. La polémica de los pisos de
Airbnb es ultra conocida.
El CEO de
Airbnb vio que su esencia se había roto con precios disparatados.