La intensa rivalidad en los salones recreativos entre
Capcom y Namco estalló en nuestras narices con el lanzamiento de
Street Fighter X Tekken, pero la relación entre las titánicas compañías viene de largo. De hecho, es incluso anterior al lanzamiento del primer juego de Tekken: según
Yoshiki Okamoto la compañía de
Osaka tenía que pagar a la casa de
Pac-Man para poder usar de manera comercial la marca "Street Fighter". ¿Cómo es posible?
Okamoto no es cualquiera. Además de ser el productor de Street Fighter II, así como todas las versiones y revisiones posteriores del juego, trabajó para
Capcom hasta el año 1997. Lógicamente, y como se adivina por el título del icónico juego de lucha, se trataba de una secuela: el primer Street Fighter llegó a los arcades en el año 1987. Y aquí es cuando la cosa se complica un poquito.
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Los enamorados del cine clásico de artes marciales saben que el nombre en cuestión de aquel juego de lucha llevaba al menos una década asociado a una de las sagas más icónicas de la estrella Sonny Chiba: The Street Fighter. En la lengua de Cervantes vendría a significar "El luchador callejero". Sin embargo, su nombre original japonés fue Gekitotsu! Satsujin-ken. En teoría no había problema.