Ladrón,
Pícaro, Rogue... Llamadlo como queráis. Nunca me ha gustado esta clase de los RPGs, que suele estar incluida entre las básicas para empezar la aventura. ¡Y eso que me encanta el sigilo! He tenido muchas oportunidades para jugarla: World of
Warcraft, Souls de
FromSoftware e incluso algunas builds especializadas de
Fallout y
Cyberpunk 2077.
Creo que no me equivoco al decir que la única vez que he disfrutado de un
Pícaro hasta ahora fue en Diablo IV, donde empecé un proyecto de personaje para especializarlo como arquero. Si bien me divertí durante las primeras horas, acabé abandonándolo para seguir con mi Nigromante.
Cuando andemos por diciembre de 2024, seguro que me escucharéis decir que Dragon's Dogma 2 y Helldivers 2 han sido mis dos mayores sorpresas del año. Me tiene que pillar por el costado otra cosa apoteósica para que esté por encima. Y dentro de esta sorpresa, me he llevado otra relacionada con las Vocaciones propuestas por Capcom.
Subir todas las Vocaciones (Clases) de Dragon's Dogma 2 a nivel máximo ha sido uno de mis principales objetivos desde que comencé jugar, entre otros como descubrir todo el mapa y convertir a mi peona (Helena) en la máquina de matar definitiva para que pueda ayudar a otros jugadores. Todo esto no iba a pasar pronto, así que decidí hacer el final (estándar) para quitarme de spoilers y cargar partida para ignorar por completo todo lo que tiene que ver con el dragoncito.