El impuesto de patrimonio es un impuesto que, en lugar de gravar las rentas o el gasto, grava las posesiones de las personas. No hay muchos países que lo tengan establecido, pero España no está tampoco sola en este barco:
Francia,
Suiza,
Noruega o Países Bajos tienen impuestos parecidos.
La tendencia, pues entre los años 2005 y 2009 fue eliminado en países como Suecia, Finlandia, Grecia, Luxemburgo y... España, aunque lo recuperó de nuevo en 2010. además es cierto que
Francia estableció el suyo en 2019, aunque anteriormente tenía otro distinto.
El impuesto de patrimonio afecta únicamente a las personas físicas, nunca a las jurídicas. Además es un impuesto individual, independientemente de que haya una boda en régimen de bienes gananciales.
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Hay dos tipos de personas a las que afecta el impuesto de patrimonio en España: a los residentes en España, afectando dicho impuesto a todos los bienes y derechos que posea esta persona, incluso los que estén situados en el extranjero; pero además afecta a los no residentes en España (incluso extranjeros) permanentemente que tengan bienes o derechos en España, aunque en esta ocasión el impuesto solo afecta a los bienes y derechos que estén dentro del territorio español.