En la lucha contra el fraude fiscal una de los principales herramientas que tiene la
Agencia tributaria es controlar y limitar el uso del dinero en
efectivo.
Para ello, en los últimos años, se han realizado cambios normativos  que afectan a los pagos que se pueden realizar donde haya por medio un empresario profesional o autónomo:
- El 31 de octubre de 2012 se estableció el límite de pagos en efectivo en el tope de 2,500 euros.
- A partir del 11 de julio de 2021 se rebajó este importe y se estableció el límite para el pago en efectivo en 1,000 euros.
Ahora, siempre que al menos una de las partes sea un empresario o profesional, no se puede pagar o cobrar en
efectivo operaciones de importe igual o superior a 1,000
euros.
En el caso de que el pagador sea una persona física sin domicilio fiscal en España, este límite se amplía a 10,000
euros.
Este límite de 1,000
euros parece claro, pero en la actividad del autónomo se dan circunstancias que hacen dudar sobre la interpretación de esta norma.
De forma general, se sumarán los importes de todas las operaciones o pagos en que se haya podido fraccionar la entrega del bien o prestación del servicio. Este límite de 1,000
euros se aplicará al total.
No se podrá pagar algo de varias veces o incluso realizar un
pago recurrente cuya suma supere ese límite de 1,000
euros en
efectivo.