Esta idea me ha parecido muy interesante por lo obvio del planteamiento y porque parece un encaje muy bueno para la tecnología que propone como solución: utilizar la cadena de bloques para verificar que quien está detrás de una dirección de correo electrónico es, en efecto, quien dice ser.
El desarrollo de la idea, conocida como
Key Transparency, lo ha llevado a cabo
Proton Mail, un servicio de correo electrónico que llevo utilizando muchos años por sus robustos planteamientos acerca de la privacidad de sus usuarios, y es tan fácil como lo que dice: utilizar la cadena de bloques como un libro de contabilidad inmutable que contiene las claves públicas de los clientes, lo que impide su suplantación o su modificación.
Poner las claves públicas de los clientes en una cadena de bloques genera un registro que garantiza que esas claves realmente les pertenecen, con lo cual solo es necesario hacer una referencia cruzada cada vez que otros usuarios envían correos electrónicos. Gracias a esto, la verificación de la clave pública pasa a ser pública e inmutable, sin posibilidad de cambios.
A partir de ahí, lo único que hay que hacer es una búsqueda para garantizar que la clave pública coincida con el destinatario previsto, y si no fuese así, y si no hubiese ninguna coincidencia, mostrar inmediatamente una advertencia al usuario. La función, será activada automáticamente para los clientes de Proton.