Mi columna en
Invertia de esta semana se titula «Inteligencia artificial y actitudes» (pdf), y trata de plantear el proceso de adopción tecnológica que está siguiendo la
inteligencia artificial generativa, y las actitudes cortoplacistas o carentes de proyección que plantean muchos usuarios con respecto a esta herramienta.
Vaya por delante que con la
inteligencia artificial, como ya seguramente intuyen los que me leen habitualmente, estoy absolutamente convencido de que estamos ante una innovación de más calado y con efectos mucho mayores que lo que supuso en su momento la llegada de internet y la web. Si esto lo dice una persona que experimentó con internet y la web desde los inicios de su popularización, que conscientemente se dedicó a surfear esa ola primero en los Estados Unidos y a continuación en España y otros países con resultados que están a la vista, y que hasta hace pocos años la consideraba el desarrollo más destacado que había presenciado en su vida, es como mínimo una aseveración fuerte. La
inteligencia artificial es ahora mismo la clave del futuro, y los que no lo vean, es porque, simplemente, no han entendido lo que tienen delante.
En primer lugar, estamos ante una tecnología que, aunque lleve en desarrollo varias décadas, está aún en sus inicios en su iteración actual.