Uno de los ladrones de tiempo habituales en las empresas son las
reuniones. No es que no sean necesarias, sino que se comen mucho más tiempo del necesario en la mayoría de las ocasiones. Y esto afecta a la
productividad de los participantes. Uno de los más importantes alicientes para implantar la semana de cuatro días para las empresas es la mejora del rendimiento de los trabajadores que logramos. Pero si de verdad
queremos aumentar la
productividad, mejor que semana de cuatro días, semana sin
reuniones en la empresa.
Esta teoría está avalada por los resultados obtenidos en un estudio del MIT que analizó el impacto que tiene en la
productividad dejar días en la semana sin que se realice ninguna reunión. Los resultados fueron sorprendentes, ya que dejar tres días a la semana sin
reuniones aumenta un 73 % la
productividad de las empresas y mejora la salud mental de los trabajadores hasta en un 57 %.
No todas las empresas tienen este problema de exceso de
reuniones, agravado porque además suelen ser improductivas. Es decir, se saca poco en claro, se alargan mucho más tiempo del previsto y obligan a volver a reunirse al poco para tratar los mismos temas.
Lo cierto es que se realizan malas prácticas durante las
reuniones que impiden que algo que es necesario y tiene que ayudar a mejorar la comunicación de los equipos, se convierta en sí mismo en un problema.