El presente de un país no se puede entender sin su pasado, que incluyen desde unas ruinas que se caen a fragmentos hasta la inefable presencia de los ancestros que esperan reposo ininterrumpido tras su paso temporal por este planeta. Conectar con él y reconocerlo no sólo es una gran manera de evitar la repetición de yerros, puede ayudarnos a construir un nuevo presente.